La celulitis es un problema frecuente que afecta tanto a la salud como a la estética corporal. Está comprobado clínicamente que el 95% de las mujeres tienen celulitis, aunque en unas es más visible que en otras. En este artículo te contamos sobre la celulitis: cómo tratarla.
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¿Qué es la celulitis?
La celulitis o “lipodistrofia ginecoide” se refiere a la acumulación de grasa en el tejido más profundo de la piel de algunas zonas del cuerpo, principalmente en glúteos, caderas o muslos.
Existen varios tipos de celulitis:
- Celulitis general: es común entre las mujeres, sobre todo, aquellas que están en la pubertad, momento en el que se inician los cambios hormonales bruscos. Es el tipo de celulitis más habitual, y no suele doler.
- Celulitis localizada: en ocasiones, produce dolores intensos y es de la más complicadas de tratar. Suele aparecer en muslos, abdomen o en la parte inferior de la espalda, brazos o debajo de las axilas. También puede presentarse como lo que se conoce como el “síndrome de las piernas cansadas”.
- Celulitis blanda: piel de tacto blando o gelatinoso. Causa molestias, especialmente, fatiga y debilidad permanentes, y puede derivar en varices y retención de líquidos.
- Celulitis edematosa: es el tipo menos frecuente y el más complejo de tratar. La causa una mala circulación, agravada por una retención de líquidos.
Síntomas
Entre los principales síntomas y signos de la celulitis se encuentran:
- Hinchazón
- Enrojecimiento de la piel
- Piel de naranja
- Dolor
- Sensación de calor
- Fiebre
- Sensibilidad
- Ampollas
¿Qué la causa?
La celulitis se produce cuando algunas bacterias, habitualmente los estreptococos y estafilococos, penetran en la piel a través de una grieta o rotura. Es muy probable que las bacterias entren en zonas de la piel afectadas por cortes, heridas punzantes, úlceras, dermatitis, por cirugías recientes o por picaduras o mordeduras de insectos.
Hay varios factores que aumentan el riesgo de tener celulitis:
- Ciertas lesiones como cortes, fracturas o quemaduras.
- Tener antecedentes de celulitis, es decir, si has tenido celulitis antes, posiblemente vuelvas a tener.
- Tener el sistema inmunitario debilitado. Por ejemplo, si se padecen enfermedades como la diabetes, leucemia o el VIH (sida).
- Padecer enfermedades de la piel como el eccema, el pie de atleta o herpes.
- Tener sobrepeso aumenta el riesgo de sufrir celulitis.
Celulitis: cómo tratarla
Los tratamientos para combatir la celulitis se basan en utilizar técnicas subdérmicas que producen cambios en la textura y aspecto de la piel. Algunos de los más frecuentes son:
- Mesoterapia corporal: reduce la celulitis y reafirma la piel a través de microinyecciones en vía subcutánea o intradérmica. Este tratamiento es indoloro y no requiere anestesia.
- Presoterapia: es una técnica terapéutica específica para mejorar el sistema circulatorio y linfático. Ayuda a tratar celulitis de zonas concretas como las piernas, los brazos o el abdomen.
- Cavitación: es un tratamiento no invasivo e indoloro. Se realiza mediante ultrasonidos de diferentes frecuencias que actúan sobre depósitos localizados, liberándolos de grasa. Combinada con otras técnicas como la presoterapia, ayuda a reducir la celulitis.