El sarro es una masa de color amarillo opaco que se forma alrededor de los dientes como consecuencia de la calcificación de la placa dental que está formada por restos de comida, saliva y bacterias. Solo hacen falta 24hs para que la placa se mineralice y se convierte en sarro, lo que significa que un pequeño descuido en la higiene bucodental nos puede generar pequeños depósitos de esta calcificación también llamada cálculo.
El sarro, de textura áspera y porosa se deposita encima y debajo de la línea de las encías. Por sí mismo no tiene ningún efecto perjudicial más que estético, con el tiempo, su formación aisla ciertas zonas evitando su higienización convirtiéndose en un lugar idóneo para la proliferación de bacterias.
Esto puede dar lugar a enfermedades periodontales como gingivitis, periodontitis, caries, generar mal aliento y poner en riesgo la integridad de las piezas dentales y de la salud en general.
El sarro sólo puede ser retirado mediante un raspado o con ultrasonido en el consultorio odontológico, por lo tanto, la mejor manera de prevenirlo es evitando su formación.
Cómo prevenir el sarro
Correcta higiene bucal
es de vital importancia para evitar la aparición de placa y la formación de sarro, además de prevenir otras enfermedades bucodentales.
Cepillate los dientes tres veces al día
Solo 2 minutos de cepillado con una técnica correcta bastan para cubrir toda la superficie dental e higienizar toda la boca. Utiliza una pasta dental que contenga flúor y control de sarro para una acción más efectiva.
Usa hilo dental
Hay zonas en las que el cepillo no puede acceder como por ejemplo los pequeños espacios interdentales. Allí suelen quedar restos de comida y son lugares propicios para la formación de placa bacteriana. Es por eso que después de cada cepillado se recomienda pasar hilo dental entre los dientes.
Utiliza enjuague bucal
Tras el cepillado y el hilo dental, un simple enjuague con ese antiséptico ayuda a mantener a raya la placa bacteriana. Pero cuidado, no debe ser utilizado como reemplazo del cepillado sino como un complemento.
Cuida tu alimentación
Los alimentos y bebidas, con pH elevado y ricos en azúcares no solo liberan ácidos dañinos para los dientes al entrar en contacto con la saliva sino que además ayudan a que proliferen las bacterias de la boca. Es por ello que, después de una ingesta abundante de azúcar es de suma importancia higienizar la boca.
Caramelos, productos panificados, bebidas carbonatadas favorecen la aparición de sarro. Por el contrario, alimentos como manzana, apio y zanahoria, por su consistencia crujiente ayudan a limpiar la dentadura al masticarlas y evitan la acumulación de sarro.
No fumar
El hábito del tabaco puede aumentar la presencia de sarro en la boca, ya que sus componentes se sedimentan igual que las sales minerales de nuestra saliva. Además el humo afecta la irrigación sanguínea de las encías. Así se disminuyen sus mecanismos de defensa ante la aparición de placa bacteriana, lo que conlleva a la formación de sarro.
Acude al dentista al menos dos veces al año
A veces la correcta higiene bucal no se alcanza y un simple descuido puede ser el origen de algún problema. Por eso se recomienda acudir al odontólogo entre una y dos veces al año para realizar controles, determinando el estado de salud de la boca.