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¿Qué es el síndrome de la boca seca?

En su estado normal, la boca siempre está húmeda. Las glándulas salivales se encargan de producir la saliva que permite lubricarla, mantenerla húmeda y descomponer los alimentos, evitando el síndrome de la boca seca. Además se mantiene la salud de los dientes gracias al calcio y el fosfato que se encuentra dentro de ella.

Cuando tenemos la sensación de sequedad en la boca debido a que no hay suficiente saliva, puede deberse a una situación de estrés, nerviosismo o falta de hidratación. Sin embargo si esta condición persiste, estamos hablando de xerostomía o síndrome de la boca seca.

Este desorden médico se caracteriza por la disminución de la producción de saliva, lo que provoca una sensación permanente de boca seca entre otros síntomas. Se trata de una patología que, en España, afecta a 1 de cada 10 personas mayores.

Causas de la xerostomía o síndrome de boca seca

Existen varias causas posibles para esta patología. Una de ellas es el consumo excesivo de alcohol y tabaco que afectan al correcto funcionamiento de las glándulas salivales.

Los tratamientos como la radioterapia pueden dañar las glándulas salivales, así como la quimioterapia cuyos medicamentos pueden hacer que la saliva se ponga mucho más espesa impidiendo que cumpla su función de manera normal.

La sequedad en la boca también puede ser un efecto secundario de medicamentos para la presión arterial alta, la depresión y para los problemas de control de la vejiga.

Enfermedades como el síndrome de Sjögren, el VIH y la diabetes también pueden causar sequedad en la boca. De igual manera se puede producir por un daño en los nervios que venga de una lesión en la cabeza o en el cuello que impida que estos envíen señales a las glándulas para que segreguen saliva. 

Síntomas de la xerostomía

Los primeros síntomas son la sensación de tener la boca seca o pegajosa y problemas para masticar, tragar, degustar o incluso hablar. A medida que la sequedad continua, se puede sentir una sensación de ardor en boca y garganta.

En los casos más severos puede aparecer sequedad y agrietamiento de los labios, llagas en la boca, mal aliento y hasta la aparición de infecciones.

Tratamiento contra la xerostomía

El tratamiento implica revisar la historia clínica del paciente para ver si desde ahí puede determinarse la posible causa de la enfermedad y de ser necesario realizar un análisis de sangre.

Después de tener un diagnóstico, el dentista puede indicar las medidas a seguir. Sin embargo, en todos los casos se pueden aliviar los síntomas siguiendo estas medidas de cuidado personal.

La primera de ellas es reforzar la hidratación bebiendo entre dos y tres litros de líquidos al día sin azúcar añadido.

Evite el café, té, bebidas gaseosas azucaradas, alcohol y tabaco y los alimentos picantes o salados, que pueden causar dolor cuando se tiene la boca seca.

Mastique chicle sin azúcar o chupe caramelos duros sin azúcar para estimular el flujo de saliva. 

Mantenga una estricta higiene bucal que incluya el uso de enjuagues bucales sin alcohol para combatir bacterias y estimular la salivación. Por la noche también se recomienda usar un humidificador.

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Cómo perjudica mi salud bucodental un piercing oral

El piercing oral están de moda sobre todo entre los adolescentes y los adultos jóvenes, aunque esta práctica no es nueva, y su origen se pierde en el tiempo. Lo que para algunos es incomprensible como perforarse una parte del cuerpo para colocarse un aro, para otros es una forma de manifestarse, representa identidad y una forma de pertenecer a un determinado grupo o colectivo cultural.

Se denomina piercing oral a aquel que va colocado en labios, lengua, frenillo y mejillas. Más allá del dolor de la perforación, el riesgo de dañar vasos sanguíneos y de las posibilidades de infección, el uso de estos aros en la boca puede afectar seriamente la salud bucodental.

Complicaciones como consecuencia del piercing oral

Sin tener en cuenta el dolor, la inflamación localizada y el proceso de cicatrización típico del piercing, hay otras complicaciones que pueden comenzar a aparecer.

Lo primero que sucede es un aumento considerable del flujo salival como mecanismo de defensa ante la aparición de un cuerpo extraño en la boca. La boca está llena de bacterias y no se pueden mantener extremadamente limpias y mucho menos estéril. El uso de un piercing aumenta considerablemente las posibilidades de una infección.

Los ganglios situados bajo el mentón y la mandíbula inferior pueden inflamarse desde los primeros minutos en que se coloca el piercing y prolongarse hasta por 5 semanas.

Pero entre los problemas más graves se encuentra, sin dudas, la recesión gingival, en la cual se retraen las encías dejando más superficie dental al descubierto. Esto provoca pérdida de inserción del diente, causando movilidad y la posterior caída de este. Este problema es muy común en quienes se colocan piercing labial, afectando a 5 de cada 10 personas.

Los piercing además, provocan un riesgo constante de lesión dental, ya que el metal del que están hechos puede provocar desgaste en el esmalte dental, o incluso, astillamiento o fractura de la pieza.

Las enfermedades periodontales también son una posibilidad, pues el metal del piercing puede acumular placa bacteriana, generando formación de sarro, causando gingivitis y posteriormente periodontitis.

Menos comunes aunque también posibles, los problemas de habla, halitosis y maloclusión puede provocarse por el uso de un piercing oral.

Cuidados a tener en cuenta

Antes que nada, elige a un profesional con la formación adecuada, así disminuirán los riesgos, complicaciones y el resultado final será mejor. Este debe asegurarse que el instrumental a utilizarse esté debidamente esterilizado.

Para ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor en los primeros días, es recomendable tomar pequeños cubitos de hielo, dejando que se disuelvan en la boca. Es de suma importancia también no mover el piercing o jugar con él más de lo necesario.

Evita tocar el piercing con las manos sucias y retíralo en caso de que vayas a realizar alguna actividad deportiva. Al colocarlo de nuevo asegúrate de ajustarlo bien para evitar atrangantarte o tragar alguna parte de la pieza.

A la hora de realizar la higiene bucal, utiliza un cepillo de cerdas suaves. Asegúrate de cepillar bien el pendiente para evitar la acumulación de placa. Si el piercing te roza en alguna parte de la cavidad bucal, puedes retirarlo por la noche o utilizar una cera protectora para ortodoncia.

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